Oportunidades están ahí, solo para quienes actúan con coraje

Desde hace un tiempo, vengo observando cómo nos comportamos y tomamos decisiones. Como experta en desarrollo humano y liderazgo, he llegado a una conclusión: las oportunidades siempre están ahí. No aparecen por arte de magia, y quienes piensan que todo ya está dado suelen perdérselas. ¿Alguna vez te has preguntado si estás viendo lo que otros pasan por alto? ¿Te animás a recorrer caminos nuevos, más allá de lo que todos aceptan como normal?

El contexto como velo

Vivimos en sociedades donde los discursos, ya sean de moda, cultura o cualquier ámbito, construyen un contexto que nos rodea. Este contexto actúa como un filtro que moldea lo que vemos y lo que dejamos de ver. Muchas veces, esas narrativas nos llevan a concentrarnos en lo que se supone que importa, y olvidamos aquello que realmente deseamos o lo que se mueve en la periferia.

Cuando enfocamos nuestra atención únicamente en el contexto, corremos el riesgo de perder de vista nuestra espacio de acción. Ahí es donde las oportunidades se vuelven invisibles.

Definiendo oportunidad

Ahora, ¿qué es realmente una oportunidad? No se trata solo de que las cosas salgan bien o de esperar que todo venga regalado. Para mí, una oportunidad es un punto de inflexión.

Una oportunidad surge en la intersección de un momento, una preparación y una visión.

  • Un momento: la vida no suele ofrecer muchas “segundas oportunidades” iguales.
  • Preparación: implica tener cierta capacidad, reflexión y saber cómo moverse.
  • Visión: ver lo que otros no ven, salir del camino del “contexto aceptado”.

Si creés que la oportunidad llegará sin esfuerzo ni cambios de tu parte, te estás engañando. La oportunidad siempre exige atención, decisión y acción.

He trabajado con personas, equipos y organizaciones, y he notado algo curioso: muchas veces, se encuentran tan atrapados en lo que “deben” hacer que pierden de vista lo que está justo al lado. Por ejemplo, un equipo seguía el protocolo al pie de la letra y no se daba cuenta de que la verdadera mejora se encontraba en reinventar el servicio.

El mensaje es claro: tener visión es lo que marca la diferencia entre quienes esperan y quienes actúan.

Oportunidad y cambio: sin atajos

No basta con simplemente mirar; hay que moverse. Reconocer la oportunidad es solo la mitad del camino; la otra mitad es actuar. Cada oportunidad trae consigo un cambio, y tras ese cambio, suele haber esfuerzo.

He visto muchas personas que identifican la oportunidad, pero se paralizan. Se preguntan si es el momento adecuado o si están listos. Claro que no siempre vamos a sentirnos preparados, pero ¿y si la oportunidad requiere que seamos nosotros quienes demos el paso? Si esperamos la situación perfecta, es probable que la oportunidad ya haya pasado.

Definir oportunidades también implica reconocer que conllevan un riesgo, incomodidad y vulnerabilidad. Quien no se atreve a actuar, a menudo, se queda afuera.

Cómo cultivar la mirada de oportunidad

Me gustaría compartirte tres claves que, en mi experiencia, ayudan a entrenar la capacidad de detectar lo que otros no ven:

  • Desaprender el contexto dominante: revisá tus creencias. Pregúntate: “¿Por qué no?”, “¿Y si lo hiciera de otra manera?”.

  • Estar presente sin dar nada por sentado: muchas veces, las oportunidades surgen en lo cotidiano, no en grandes saltos. A veces, el que ve lo hace desde una conversación o un simple detalle.

  • Actuar rápido y aprender rápido: la oportunidad favorece a los audaces. Actuar implica ir, probar y, sí, equivocarse. Cometer errores no es lo contrario a la oportunidad; a menudo, es parte de ella.

Estas claves me han acompañado en mi carrera como coach, mentora y líder de equipos, además de en mi propia vida.

Un ejemplo que podría ilustrar esto es el de un fundador que, en noviembre, decide iniciar un proyecto cuando todos están concluyendo el año. Muchos pensarían que podría fallar, ya que todos se van de vacaciones. Pero él ve una oportunidad donde otros ven un reto.

A veces, no se trata de cambiar el contexto externo, sino de ajustar nuestra mirada interna. Las oportunidades siempre están presentes, pero son solo para quienes saben verlas y tienen el coraje de actuar.

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